POESÍA 2



Después

He aflojado la guardia
que está delante de mi puerta
He dejado que las células chocaran suicidas
hasta que me llevaran.
Si quedaran historias por contar,
me gustaría oírlas.

Detrás de las cataratas del pánico canalizado
derramando su orgullosa descendencia
puedo esconderme en el ruido
siendo un cameo invisible tiene sus recompensas.
También se mantiene visible la forma de vida permanente
que murmura por debajo de la maldad.
Esta es verdaderamente la única criatura que me interesa conocer,
experimentando formas luminosas de una dulce generosidad
en el universo no reconocido
del oído no escuchado.

Cuando me descubran- tras mi partida -
por  el corazón de un extraño cuyo poca práctica
no esté opacada en una suplantación,
abriré los ojos, me sacaré la piel
 despertaré al corazón del coma.
Dejaré de lado la figura disfrazada
y repararé al huesped
así su imagen podrá ser vista en los espejos,
lo expuse con palabras intervenidas por Dios.
Cuando esas palabras se pronuncien
alguien las estará escuchando en el otro lado
radiante comprensión
como el láser de su luz neutral.

La fosa común del coraje nos sostiene 
en el portal de la singularidad
la estela de Dios para poder recomenzar.

De alguna manera, pocas veces, las palabras y las imágenes
impulsan su significado al cielo y conquistan el tiempo.
Pero cuando lo hacen,
se convierten en el abracadabra
del momento sagrado.
La pantomima del anhelo más profundo del público.

Después,
las miradas abiertas del párpado inverosímil,
La piel se pliega
y el ojo heroico despierta y se mantiene alerta.
Después, las palabras comen la carne y dejan atrás
la amargura indigesta.
El cuerpo emocional se despoja de
una insoluble soledad.
El molde de la separación.