POESÍA 1


Memorias Desatadas

Tengo este recuerdo
de yacer sobre un andamio de ramas de árbol
mirando fijo la negra manta de verano 
que calienta el aire de la noche.
Puedo oler cedro quemándose en la distancia
y oír voces enmudecidas rezando en canción y tambor.
No puedo levantar mi cuerpo ni girar mi cabeza.
Soy consciente de músculo y hueso
pero ellos no son conscientes de mí.
Están soñando mientras estoy atrapado 
en una red de tiempo eximible.

Mi mente está inquieta por seguir.
Por dejar esta tumba iluminada por estrellas y bailar con
mi gente alrededor de grandes fuegos
crujientes con luz nerviosa.
Por unirme mano con mano al ritmo de los tambores
que laten su suave trueno
en monótonos mandamientos para vivir.

Sólo puedo mirar fijo al cielo
observando, escuchando, esperando
que algo venga y me libere
de este sitio fúnebre.
Que me recoja en brazos de piedad
dentro del olvido de la vaina del Cielo.
Estoy pendiente del sonido de mi respiración
pero sólo la música de mi gente puede oírse.
Busco el movimiento de mis manos 
pero sólo volutas de nubes
y luz creciente se mueven
contra alas de cuervos.

A veces cuando esta memoria logra entrar
en mi piel ésta purga la vista hacia la costa.
Impone el conocido apuro
con una bendición turbulenta
que saca rebeldía al orden.
Hay un cierto peligro en las maneras heredables
de mi gente que me genera la piel iridiscente
humilde y circunscripta.
Mi apetito blanco filtrado de raciones terrenales.
Equivocó al predicador del demonio,
justo el mismo 
que maniobró a mi gente hacia  reservas,
a la sala de los condenados.
(Al menos yo no tengo recuerdos de una reserva).

Tal vez es mejor
yacer sobre este colchón de palos
con mi guardarropa de plumas y pieles
cantando en el viento.
Tal vez sería todavía mejor
estar sobre el grito emitido y quemado
así las memorias pródigas no tendrían
ninguna casa para volver.

Tengo este recuerdo
de escapar de la pálida mano 
de mi maestro que me alimenta
con trozos de mentiras y pan mohoso.
Mi piel ansía por claridad, 
pero es la soga la que obliga.

Tengo este recuerdo 
de tener dedos amarillos,
grandes y redondos, empapados de legajos antiguos.
De ver la panza redonda de Buda
sonriendo debajo de una cara pastoral
en templos que se inclinan contra un cielo tempestuoso.

Tengo este recuerdo
de soñar volar.
Extendiendo alas recién adheridas
con una durabilidad semejante a un hilo
sólo para caer en los brazos despuntados de la oscuridad.

Tengo este recuerdo
de ver mi rostro en un espejo
que refleja la mente y el alma de un desconocido.
Sabiendo que es la mía, aparté la vista
temeroso de que se convirtiera sólo en mí.
Soy una mezcla de retazos de recuerdos buscando un núcleo.
soy las palabras perdidas haciendo eco todavía en los barrancos.
Soy una onda de luz que se encontró a sí misma
lanzándose desenvainada a la Tierra
buscando recubrirse en piel humana.